domingo, 17 de julio de 2011

NATA COPIADA BLOG ( Pedro Duran)

Vivienda: la locomotora varada
8 de marzo de 2011

Cincuenta mil (50.000) cucuteños necesitan diez mil (10.000) viviendas para habitarlas junto con su núcleo familiar. Entre tanto, viven apretujados con los padres, los suegros o los hermanos en alguna casa que seguramente se cuenta entre las que tienen algún problema de construcción o de saneamiento básico, que en Cúcuta son cerca de cien mil (100.000) según las cuentas del Dane, y que para colmo de males, y especialmente si hablamos de la vivienda de una familia pobre, bien puede estar ubicada en una zona de alto riesgo, como le ocurre a una de cada cinco en esta ciudad.

Pese a la gravedad de este problema, durante los últimos tres años, Metrovivienda, la empresa industrial y comercial del municipio que tiene a su cargo la responsabilidad de acopiar tierras para construir viviendas de interés social, no ha entregado más de cincuenta (50) casas.

Según los constructores cucuteños, hay más de cinco mil (5000) familias pertenecientes a los estratos 2 y 3 dispuestas a comprar una vivienda de interés social, pero faltan propietarios de predios urbanos y constructores privados dispuestos a invertir en este tipo de proyectos, que por implicar riesgos que muchos no están dispuestos a asumir, deben correr por cuenta de Metrovivienda. Sin embargo, como los dueños del suelo urbano y los empresarios constructores de Cúcuta no confían en el municipio, ni en Metrovivienda, ni en esta administración municipal, puedo vaticinarles a estas alturas del cuatrienio de la actual alcaldesa, que una vez concluya su período, la calificación de su desempeño en esta materia será casi cero.

Lo que acabo de contarles implica un desafío enorme para el próximo alcalde, a la vez que una magnífica oportunidad para volcar el esfuerzo de su gobierno sobre un propósito que debe ser prioritario: la construcción de las viviendas que diez mil familias cucuteñas necesitan para salir de las casas en donde conviven incómodamente con sus familias extensas. La distancia que media entre este problema y su solución se supera con la conjunción de la capacidad administrativa y la capacidad política que no se le ha visto a nuestra alcaldesa. La capacidad administrativa se necesita para lograr que Metrovivienda convenza a los dueños de predios y a los constructores de que la Vivienda de Interés Social es un negocio tan bueno como el engorde de los predios o la construcción de vivienda para los estratos medios. La capacidad política se necesita para que el municipio, a través de Metrovivienda, utilice las herramientas legales y tributarias para obligar a quienes son propietarios de predios urbanizables, a usarlos para construir vivienda de interés social y cesar la especulación inmobiliaria.

El nuevo alcalde no puede seguir paliando problemas insolubles como el que representan los asentamientos en zonas de alto riesgo no mitigable. No puede seguir visitando los cerros de la ciudad regalando lonas plásticas para cubrir los taludes sobre cuyos bordes se construyen casas que tarde o temprano se caerán. Aunque la fuerza de la costumbre impuesta en tres años de pañitos de agua tibia quizá permita que aceptemos seguir viendo lo mismo durante diez meses más, a los candidatos a la alcaldía hay que exigirles que en su programa de gobierno, digan cómo van a construir las viviendas de interés social en las que deben reubicarse las familias que viven en zonas de ladera.

Dentro del proceso que adelanta el Partido Liberal para escoger su candidato a la alcaldía de Cúcuta, ha sido muy notable el énfasis que se ha hecho en la solución de este problema, que a la vez es una gran oportunidad, puesto que si la ciudad consigue ponerse de acuerdo sobre un gran proyecto de vivienda de interés social, la construcción bien podría convertirse en la locomotora de nuestro crecimiento económico, en consonancia con las ideas del gobierno nacional contenidas en el plan de desarrollo que ha comenzado a discutir el Congreso.