Que debemos aceptar que el tiempo cobra por ventanilla es verdad, nadie puede decir que sea fácil vivir esta realidad.
Más cuando el sexto piso está vacío.
Ni tan siquiera deseos quedan , todo es silencio , frío y soledad.
Obviamente el amor murió , fue asesinado por el espadachín de la rutina.
Ese mismo que jamás pensamos llegaría.
Fue creado por nosotros. Alimentado y cómplice de las frías formas de pretender ser a la hora de entregar , lo que un día fue pasión y fuego.