Forradas en carne y atadas en vestiduras, cantidad de calaveras sin pensamiento propio, dentro de una caja metálica con ruedas.
Todas se miran, no se conocen y aunque se conocieran serían indiferentes.
Yo voy también con ellas , y no soy una calavera diferente.
Algunas calaveras quisieran ser diferentes, pero en realidad son pequeñas máquinas que fueron sometidas por las religiones y las ideologías humanas. La escuela las condenó y entre ellas mismas se someten.
La caja con ruedas sigue igual ruta todos los días.
Así como es la ruta de las calaveras.