viernes, 1 de agosto de 2025

el nido vacío



𝗟𝗼𝘀 𝗵𝗶𝗷𝗼𝘀 𝘀𝗲 𝘃𝗮𝗻. 𝗛𝗮𝘆 𝗾𝘂𝗲 𝗮𝗰𝗲𝗽𝘁𝗮𝗿𝗹𝗼𝘀 𝗰𝗼𝗻 𝗲𝘀𝗮 𝗰𝗼𝗻𝗱𝗶𝗰𝗶ó𝗻, 𝗵𝗮𝘆 𝗾𝘂𝗲 𝗰𝗿𝗶𝗮𝗿𝗹𝗼𝘀 𝗰𝗼𝗻 𝗲𝘀𝗮 𝗶𝗱𝗲𝗮, 𝗵𝗮𝘆 𝗾𝘂𝗲 𝗮𝘀𝘂𝗺𝗶𝗿 𝗲𝘀𝗮 𝗿𝗲𝗮𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱.

No es que se van, es que la vida se los lleva. Ya no eres su centro. Ya no eres la autoridad. No diriges, aceptas. No mandas, acompañas. No proyectas, respetas. Ya necesitan otro amor, otro nido y otras perspectivas. Ya les crecieron alas y quieren volar. Ya les crecieron las raíces y maduraron por dentro. Ya no les caben las raíces en tu maceta, ni les basta tu abono para nutrirse, ni tu agua para saciarse, ni tu protección para vivir.

Quieren crecer... Tienen su camino y quieren explorarlo, tienen alas y quieren abrirlas y comenzar a volar...

Tú quedas adentro… En el cimiento de su edificio, en la raíz de su árbol, en la corteza de su estructura, en lo profundo de su corazón.

Tú quedas atrás… En la estela luminosa que deja el barco al partir. En el beso que le mandas. En el pañuelo que los despide. En la oración que los sigue. ¡En la lágrima que los acompaña! Tú quedas siempre en su interior aunque cambies de lugar.

Haz la vida de tus hijos tan feliz que, cuando partan, piensen en regresar aunque solo sea para tomar tu mano y estar un instante junto a ti..

Nota: El síndrome del nido vacío es la sensación que tienen los padres de tristeza, anhelo, pérdida y dolor cuando los hijos se independizan del hogar familiar. El síntoma principal es una sensación de tristeza, puede llegar a causar depresión.