jueves, 4 de septiembre de 2025

ver y sufrir sin actuar

He vivido como propios , muchos casos difíciles de otros semejantes.
—El más reciente ocurrió hoy, ya oscurecía y yo en una camioneta, detenido en un semáforo, ví un niño, un jovencito de no más de 15 años.
Que tomó como tarima la cebra e inició a cantar algo que no lograba escuchar, lo hacía con inseguridad y timidez, terminó su presentación y decía algo que nadie podría escuchar en aquella bulliciosa esquina.
—Obviamente esperaba una recompensa, nadie le daría porque pasó casi desapersibido.
Yo estiraba la mano para compartirle unas monedas, que no mitigarian su necesidad , ni pagaría su presentación.
—Pero me duele tanto , saber que la humanidad tiene por principio la vanidad, el apego y la codicia.
— Me duele porque mientras muchos viven en las calles, no comen bien, están abandonados por la indiferencia de entes y sociedades inescrupulosas, que se jactan de lo urtado a los estados. 
— Hombres, mujeres y niños , padecen sus mezquinas infamias.
— Mientras matan con armas y con injusticias, levantan sus manos y sus voces en las tarimas teñidas de sangre inocente y corrupción.
--- Édgar Plata ---

José

— Mientras caminaba por el malecón, encontré un anciano extraviado con documentos pero sin teléfonos para intentar localizar familiares. (José) Recuerdo que se llamaba; Llamé a la policía y "manifestaron no poder acudir por motivos de seguridad, que se demorarían".
— Así que subimos en un taxi que nos acercara a una estación de policía, porque la dirección que portaba en el papel no era muy clara.
— Un policía muy amablemente nos escucho , pero dijo que no podía dejar al señor allí y que según lo que averiguó de la identidad del anciano, no aparecía como desaparecido, no tenía requerimientos policiales, que nos podía enviar a un hogar de paso. 
El mismo policía llamó, le afirmaron que recibirían al hombre mayor.
En el mismo taxi partimos, no era lejos, bajamos, timbrados y salió una monjita de una dulzura celestial. Me dijo que se llamaba  sor Juana. Me despedí del anciano, que expresaba su gratitud con la mirada, ella Llevó a José al interior del hogar , no me permitió ingresar.
— Al día siguiente no pude resistir la curiosidad por querer saber de aquel hombre, así que me acerque al hogar y salió otra monjita. Me presenté y rápidamente le conté el caso que había sucedido el día anterior , ella me escuchaba sorprendida e irrumpió y dijo: 
— No es posible que haya venido usted ayer aquí. Que le hayan abierto la puerta y que haya ingresado el anciano que dice usted se llama José.
— Me quedé en silencio y agregué. La hermanita sor Juana lo recibió - madre. Dije yo. 
— En ese instante salió un hombre joven vestido de sacerdote.
— ¿ Que sucede madre ? 
— Padre , este joven... Y le relato brevemente la historia. 
— A ver, señor...Le explico. Esté es un lugar donde solo se guardan restos humanos, es un osario. Y no hay ningúnas más personas que ella y yo está semana que termina mañana. 
¿ Me comprendes ?
--- Édgar Plata ---