Toman un día para celebrar a capricho a nombre de sus semejantes, el resto del tiempo los olvidan.
Prefieren llevar el ego colgado en el cuello y las manos, que saciar el hambre y la sed de otros.
Patean al mendigo y veneran a sus verdugos.
Hablan de Dios como si fuese un ser y destruyen la tierra.
Estamos contando los días y hacen planes a futuro.