Imagina que tu y yo ya hemos muerto en la carne, imagina la cotidianidad que diariamente aplasta tu vida, pero en la convicción que ya hemos pasado al mundo de la oscura sombra de la muerte.
No es una locura, son miles de locuras juntas imaginar esa situación.
Seguramente dirás qué no es posible, porque aún estás viva.
Obviamente que lo estás.