Más cuando el sexto piso está vacío.
Ni tan siquiera deseos quedan , todo es silencio , frío y soledad.
Obviamente el amor murió , fue asesinado por el espadachín de la rutina.
Ese mismo que jamás pensamos llegaría.
Fue creado por nosotros. Alimentado y cómplice de las frías formas de pretender ser a la hora de entregar , lo que un día fue pasión y fuego.
No hay comentarios:
Publicar un comentario