Pero somos los primeros Indiferentes a la calamidad y el dolor , el hambre y el abandono.
Dos adultos mayores de unos cincuenta años, andan por una carretera de Colombia llevando a merced tres niños entre 8 y 12 años , un carrito de mercar cargado con reciclaje, los observo herido de compasión, orillo la camioneta, llamó a la mujer y le doy unas míseras monedas que jamás serían más de dos mil pesos.
Como en un acto de solidaridad, pero nunca jamás esa será la solución a tanta infelicidad y miseria.
Seguramente otros hicieron lo mismo antes y lo harán después, no sólo con esta pequeña familia, sino con tanta gente que deambulando va por este planeta, saturado de religiones y ambiciones.
No deberíamos buscar culpables.
Deberíamos intentar ser una especie humana verdaderamente dominante.
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