Por favor, no trates de arreglarme. No tomes mi dolor ni alejes mis sombras. Solo siéntate a mi lado mientras trabajo a través de mis propias tormentas internas. Sé la mano firme que puedo alcanzar cuando encuentre mi camino.
Mi dolor es mío para llevar, mis batallas son mías para enfrentar. Pero tu presencia me recuerda que no estoy solo en este vasto y a veces aterrador mundo. Es un recordatorio silencioso de que soy digno de amor, incluso cuando me siento roto.
Así que en esas horas oscuras en las que me pierda, ¿estarás aquí? No como salvadora, sino como compañera. Sostén mi mano hasta que llegue el amanecer, ayudándome a recordar mi fuerza.
Tu apoyo silencioso es el regalo más preciado que puedes dar. Es el amor lo que me ayuda a recordar quién soy, incluso cuando me olvido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario