miércoles, 7 de mayo de 2025

caminé

Caminaba y encontré un mango en la calle, recogí y lavé el fruto con el agua que llevaba y lo comí,  mientras continuaba caminando y pensando que era afortunado de haber encontrado tal esquisitez , también pensaba que me hubiese gustado, que lo hubiera encontrado alguna persona que no hubiera comido hoy. 
Al final yo deboré el manjar y al llegar a casa, le conté a mi compañera la historia del mango.
Se molestó y me dijo que era un acto de imprudencia.
Ya que el fruto pudo estar envenenado.
Yo solo y pensativo " cada vez que sentía algo extraño, sin pronunciarlo sentía algo de angustia.
"No deseaba morir envenenado".
Hoy dos meses después, caminando por el mismo lugar, vi otro mango y recordé el día que recogí la fruta , la comí y no morí.
Lo único fue que esta vez no recogí el mango. 
Moraleja: ... Escribe tu propia moraleja.

                        
                                       Edgar plata     

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