Memorias de un niño bueno, "que nunca quiso ser malo "

A los seis o siete años, lanse una pequeña roca a mi hermano, este al esquivarla rodo por una pequeña pendiente y se rompió el brazo. A los once años, lanse un piedra y escalabré un niño, salí despavorido y más asustado estaba al día siguiente, cuando cerca al lugar donde había escalabrado al infante, había un velorio.

Recogía saltamontes y les clavaba una espina en el pecho, a las avispas les arrancaba la ponzoña y en su lugar colocaba una pajita.

Recogía hormigas culonas , les arrancaba las patas, alas y cabeza, y me las comía crudas.

Mate aves con cauchera, las llevaba a casa, las limpiaba y me las comía fritas. 

A la señorita Dominga le lleve medio billete de dos pesos, pedí una mogolla y salí corriendo, me la comí en el parque y cuando llegué a casa de mi madrina Luisa, la señorita Dominga estaba hablando con ... mi madrina.

Cuando habían caminos de hormigas arrieras cerca a una toma en la finca, más arriba del camino, creaba un tapón de tierra y piedras, hasta que hubiera suficiente agua estancada, retiraba rápidamente el tapón y vehia como la avalancha, arrastraba las pobres hormigas.

Escondía aguacates en ure de barro hasta que maduraran. Por poco he aborrecido el aguacate. 

Llevaba los ollejos para el ganado después de ir a la escuela, y le  acariciaba la vulva a la vaca, mientras comía.

En la parte más alta de una loma, dejaba rodar grandes rocas. 

Tenía planes pirómanos.