Me tomé la tarea de seguir su rutina, y ví, que se dedican a la crítica destructiva sin argumentos.
También he tenido la oportunidad de interactuar e interpelar verbalmente, con personas que están constantemente leyendo libros de un alto nivel literario, como lo es la biblia por ejemplo.
Y con sorpresa noté que su ortografía es verdaderamente nefasta y causa desconcierto.
Entonces creo que no se trata de leer con pasiones dogmáticas, porque enceguesen las virtudes de la gramática.
Si leo aferrado a mi verdad, no tendré la oportunidad de releer lo considerado contradictorio a mi convicción y nunca lograré expandir la información recibida , asimilar y aceptar los errores en que pueda incurrir por la radicalidad, muchas veces infundada sin criterio.
--- Edgar Plata ---
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