al orillo de la vieja banca de madera
atrás quedó la verde llanura, por doquier el azul firmamento adornado de blancas nubes, y el astro era el misterio de mis días.
El silencio era verdaderamente magico y solemne.
Yo ya no quería pensar , solo deseaba vivir en paz, no había visto ni sentido una tranquilidad tal.
Fue quizá el único momento de mi existencia en que morir, sería una verdadera pérdida de tiempo.
Sabiendo que la muerte no se persive.
--- Edgar Plata ---
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