jueves, 4 de septiembre de 2025

José

— Mientras caminaba por el malecón, encontré un anciano extraviado con documentos pero sin teléfonos para intentar localizar familiares. (José) Recuerdo que se llamaba; Llamé a la policía y "manifestaron no poder acudir por motivos de seguridad, que se demorarían".
— Así que subimos en un taxi que nos acercara a una estación de policía, porque la dirección que portaba en el papel no era muy clara.
— Un policía muy amablemente nos escucho , pero dijo que no podía dejar al señor allí y que según lo que averiguó de la identidad del anciano, no aparecía como desaparecido, no tenía requerimientos policiales, que nos podía enviar a un hogar de paso. 
El mismo policía llamó, le afirmaron que recibirían al hombre mayor.
En el mismo taxi partimos, no era lejos, bajamos, timbrados y salió una monjita de una dulzura celestial. Me dijo que se llamaba  sor Juana. Me despedí del anciano, que expresaba su gratitud con la mirada, ella Llevó a José al interior del hogar , no me permitió ingresar.
— Al día siguiente no pude resistir la curiosidad por querer saber de aquel hombre, así que me acerque al hogar y salió otra monjita. Me presenté y rápidamente le conté el caso que había sucedido el día anterior , ella me escuchaba sorprendida e irrumpió y dijo: 
— No es posible que haya venido usted ayer aquí. Que le hayan abierto la puerta y que haya ingresado el anciano que dice usted se llama José.
— Me quedé en silencio y agregué. La hermanita sor Juana lo recibió - madre. Dije yo. 
— En ese instante salió un hombre joven vestido de sacerdote.
— ¿ Que sucede madre ? 
— Padre , este joven... Y le relato brevemente la historia. 
— A ver, señor...Le explico. Esté es un lugar donde solo se guardan restos humanos, es un osario. Y no hay ningúnas más personas que ella y yo está semana que termina mañana. 
¿ Me comprendes ?
--- Édgar Plata ---



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