En mi ser, en mi mente o a mi alrededor, hay más dueños de mis pensamientos.
Por momentos me siento obligado a escribir lo que no me gustaría hacer.
Nunca se que es una mente en blanco.
A veces me perturban como gimiendo o gritando dirigiendose a mi.
No hay más alternativas que ser obediente, de lo contrario seguramente el descontrol me llevaría a ser un desquiciado.
Cada ves que con satisfacción dejo letras plasmadas, se vicibilizan en mi subconsciente otra "avalancha" de palabras.
Es un placer ser un loco con control.
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